miércoles, 18 de octubre de 2017

El alma del bosque



El título que acompaña a esta entrada podría sonar una tanto presuntuoso si no fuera porque aquellos a los que nos gusta transitar y desarrollar nuestro trabajo en los bosques sabemos a “ciencia cierta”            que algunos tienen “alma” y otros no.

Por “alma” quiero dar a entender un concepto entre estético y emocional, una suerte de equilibrio entre los elementos que hacen que sientas que estás en un lugar especial, unas condiciones que invitan a la introspección, a la contemplación, a la admiración de las posibilidades gráficas, compositivas o estéticas que hacen que te sientas movido a impulsar tu labor fotográfica y a volver a esta ubicación una vez terminada la sesión.

A los que nos gusta fotografiar bosques, sabemos muy bien a donde ir y donde es mejor no volver, estos últimos, lugares sin “alma”, poco nos van a aportar.

La imagen que acompaña la entrada, tiene la intención de reflejar ese “alma” que tienen algunos bosques o rincones de bosque, en concreto, y en el caso que nos ocupa, la disposición de las ramas en su máximo esplendor otoñal envueltas entre los troncos de un gris pálido, casi blanquecino de unos de mis ayedos preferidos contribuyen a acentuar esa sensación.

Parque natural del Montseny (Barcelona).

Nikon D2x, AFS Nikkor 70-200mm f2.8, polarizador, trípode, Raw, ISO 100.


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