miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tintes


Los detalles, siempre acaban salvando la sesión fotográfica en el campo.

El día y el paisaje no acompañaban. La luz era dura y los colores pobres, así que se impuso un cambio de registro; cambio de ubicación, cierre del encuadre y centrarse en la búsqueda de composiciones con los detalles del entorno parecían las opciones más adecuadas.

Pasear junto a un arroyo de montaña, sin grandes expectativas, dejando volar a la imaginación y buscando pequeñas y nuevas ideas es siempre una delicia. Si nos "metemos" mentalmente en ese proceso, rara será la jornada en la que no acabemos topando con alguna de las posibilidades que siempre están ahí, pero que no en todas las ocasiones sabemos "ver".

Este es el caso de la fotografía adjunta. En uno de los recodos del arroyo, sus paredes erosionadas mostraban una llamativa pigmentación; mezcla de arcillas, humedades y óxidos, y frente a esta,  unas delicadas ramitas, cuyas hojas empezaban a indicar la estación que se avecina, se mecían a merced de la brisa que acompañaba al fotógrafo en el recodo en el que se hallaba la escena.

Componer y esperar a que el viento cediese. y tras dos tandas de intentos al final la brisa paró. Tan solo unos breves instantes, pero suficientes para recompensar el día con pocas pero satisfactorias imágenes.

Cerdanya Francesa.

Nikon D2x, AF-S Nikkor 70-200 F2.8, polarizador, trípode, Raw, ISO 100.

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